Despertar

Negro oscuro.

Negro claro.

Naranja.

Negro claro.

Naranja. Es luz. Luz intensa, que rompe la opacidad de mis pápados. Estoy durmiendo, pero me despierto.

¿Cuánto tiempo llevo dormido? Y Blas, ¿dónde está Blas? Su cajón está cerrado. Era el segundo ¿no?. Sí, ese era. Lo abro. Uff, menos mal, ¡aquí estás!

¡Blas! ¡Despierta Blas!

Ya abres los ojos. La luz, intensa luz, entra por la ventana del comedor. Los mismos ojos de siempre. No los he olvidado. Tan tuyos, tan felinos. No sé cuánto llevo durmiendo. Supongo que lo mismo que tú, ¿no crees, Blas? Estoy aturdido, me encuentro perdido, pero reconozco esta casa. He tenido un sueño raro, Blas.

He soñado con un cielo rojo de día, y poco estrellado por la noche. Y con una montaña nevada, sí. Y justo a su pie una ciudad, una gran ciudad. Y había muchos árboles, todos en flor, una flor rosa blanquecina. Y había mucha gente, toda desconocida, muy dispar, con los ojos como tú, Blas. Aunque más pequeños. Pero parecidos a los tuyos, seguro. Caminaban entre edificios altos y pagodas de tejas oscuras. Y olía a pez, y a hierba, y a madera.

Mira Blas, tengo una carta. ¡Oh!, es ella. De la que te hablé la última vez. Dice que se ha ido, a la ciudad de mi sueño, y que volverá. Que esa gente, la de los ojos felinos, piensa diferente.

Me acuerdo de ella, que está tan lejos, que está tan cerca.

http://estagentepiensadeotramanera.blogspot.com/

Tráeme flores de Sakura.

3 comentarios:

Mara dijo...

No sólo flores de sakura, sino un universo nipón envuelto en papel de regalo sólo para vos...

Núria dijo...

Ja m'havia oblidat que tens ànima d'escriptor. M'agrada redescubrir-te.

Núria dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.